enero 24, 2009

Eso que causas, Mar



Recuerdo bien este temblor, es incontenible, tanto, que termina por desgastarme… recuerdo bien los estragos que causa; la primera vez que se apoderó de mí, te besé, me besaste, nos besamos… la segunda vez, puede atraparte entre estos brazos que ahora también tiemblan como aquellas veces, te abracé, me abrazaste, nos abrazamos… y la tercera vez que le sentí doblegarme, fuiste mía, fui de ti, fuimos…

Qué osadía… y pensar lo que este temblor puede causar ahora… ahora cuando… tú allí en el sitio que tienes, y yo, sitiando ese espacio para poder llegar a la orilla de tu lugar.

Recuerdo bien este temblor, inicia en los pies, sube a mis piernas, ocupa mis caderas, mi vientre, luego poco a poco el pecho, los brazos, trepa lentamente por mi garganta y se estaciona en mis mandíbulas, que tiemblan como mis codos, mis antebrazos y como las falanges de los dedos de mis manos…

Qué osadía… y aún así camino, sin poder contenerme, sintiendo que el temblor va ha derrumbarme en cualquier esquina, no puedo parar, tiemblo más y más… guardo las manos en los bolsillos pero los hombros no dejan de moverse en este vaivén prosado, acompasado con el resto de mi cuerpo.

Oleadas de este temblor van y viene, tu imagen líquida se pasea entre esos ires y venires… vas y vienes, vienes y vas… y el temblor no cesa… ha llegado a mi piel, a mi voz, taladra mis huesos, y se posa en mis entrañas.

Grito, gritan mis manos, mis pies están hundidos en la arena de tu playa… y yo, víctima de este temblor, y tú, que te acercas y te vas, que con tus aguas salinas vas y vienes, vienes y vas, en este vaivén prosado, acompasado por los rítmicos movimientos de tu oleaje; y yo, con los pies hundidos en la arena de tu playa, temblando y haciendo temblar todo menos las profundidades de tu inmensidad.

No te acerques más, no dejo de temblar, y si un paso más das, te voy a besar, te voy a abrazar… y temblando voy a naufragar en las aguas salinas de tu mar.

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