enero 31, 2009

Buscando el fondo


Mi andar que no se detiene, yo que no deseo detenerlo, seguramente porque cada paso representa la experiencia de haber probado algo nuevo, la angustia de jamás haber estado allí, la curiosidad que lleva a descubrir y el placer de haberlo conocido. Vivencias dulces y amargas... una lágrima seguida de una consoladora sonrisa, y esa sonrisa perpetrada por la salada soledad de mis ojos. La música que no para, las luces palpitantes, alcohol en las venas... una botella y la que sigue... La mujer desconocida que llegó a besar mis labios, más mujeres, otras, ron, un cigarro, las luces, la música, el humo, ella, yo...

La policía con sus interminables preguntas, entran y salen sujetos uniformados, con sus armas en las manos, hablan con un código que no entiendo, yo sólo quiero capturar todas las sensaciones posibles.... ¿a qué sabe? me pregunto con insistencia; ella, él, todos. Ruido, frenesí, ahora que lo recuerdo no he comido... sus labios cálidos, sus manos, esas caricias, sus brazos -¿nos volveremos a ver?-, -no lo sé-... cómo podría saberlo... más ron, otro y luego otro, unos sorbos de aquella cerveza oscura y fría, tequila... sabía que pasaría, no dije basta, -quiero saber, quiero probar- me repetía. Mujeres, alcohol, luego otros labios, sus pechos, caderas, la música, todo junto, de uno en uno... Dónde está... Ella.

La mujer que se deshace de la ropa mientras baila cadenciosamente sobre la bocina... ella reaparece, me besa, yo no sé si quiero el beso de ella, o de aquella... quién es, ¿son ellas? Su piel, su olor, el ritmo, la multitud...

Silencio, oscuridad, ella ya no está... inconsciencia total...

Luz de día... tengo sed.

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