
Sigue orquestándose esta sinfonía y aunque ocasionalemnte no suela reconocerme entre los múltiples acordes que la componen, esta vez, me deslizo entre las cuerdas de los violines para dejarme ver; me permito, incluso, aparecer con las notas volátiles provenientes del piano y con los ahogados rasguidos del violonchelo. Me develo entre los sonidos tenues y armónicos de la flauta y exploto cuando brota de todos ellos la eufonía que da vida a mi rapsodia.
Suena el sax... los latidos aumentan, luego se compasan...
¡No dejes de Tocar!
4 comentarios:
Interesante...la lírica de donde creas experiencias múltiples y diferenciadas, ¡tan efervescentes!
...semejante a un seísmo o paroxismo musical...
"el lirismo accidental procede de causas exteriores y desaparece con ellas"
Un abrazo =)
Cuídate
el sax y el sex... qué cosas tan bellas tiene la vida!
Ugo.
y vaya que sí Ugo... sax-sex, sex-sax... waxxxx!!! Te quiero Ugito: un beso.
Aidan: esa lírica vive incluso dentro de mi cuerpo, la música la hacen mis pisadas cuando resuenan en el pavimento, mis venas y mis latidos inundan de sonidos dulzones y armónicos los recovecos, la sangre se agolpa entonces y los puños se crispan, los músculos se sueltan y son libres de sincronizarse con las notas y los acordes de mi rapsodia.
Gracias por habitar y musicalizar también este espacio: un abrazo.
Amé tu blog...
Me enamoré...
Ana.
Publicar un comentario